Cronica publicada en el diario “La Provincia” el día 21 de marzo de 1921, hace 100 años.
“La venerada y Real Cofradía de Vera Cruz y Nuestra Señora de los Dolores, establecida canónicamente en la Parroquia de la Concepción, cierra con magistral broche de oro, la Semana Santa de nuestra capital.
Se la suele llamar, acertadamente, la cofradía del Silencio por el recogimiento y extraordinario orden religioso y por la fe y silencio que imprime y causa la admiración de las miles de almas que la contempla y venera.
Es digno de anotar el profundo respeto y devoción admirativa que impone esta cofradía al público.

Consta esta Hermandad de un solo paso, el de Maria Santísima en su Soledad; bellísima efigie que cuenta con numerosos devotos. Viste Nuestra Señora valiosa saya de terciopelo bordada en plata y soberbio y original manto, alarde de riquezas y gusto artístico, de terciopelo carmín rico y profusamente bordado en plata. En el pecho y manos ostenta la bella y dolorosa imagen preciado caudal de alhajas que llama poderosamente la atención. La corona, valiosísima, así como los respiraderos, verdadero prodigio artístico, son de plata.
Estrena este año el paso del que nos ocupamos un soberbio y rico palio de terciopelo carmín bordado artísticamente en plata, que hace juego con el suntuoso manto del que antes hablábamos, y que a sido confeccionado expresamente para esta cofradía. Huelga decir que este valioso palio, gustara extraordinariamente, pues constituye un derroche de riqueza. El soberbio paso irá este año iluminado totalmente con bombillas eléctricas.
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Así presenta la virtuosa dama, Excelentísima señora doña Josefa Jiménez de Mora Claros, Camarista de la Virgen Santísima y alma de la admirada Cofradía, el paso a que nos referimos. A ella, a la piadosa e ilustre dama, digna presidenta de la Junta de Damas de esta Hermandad, se le debe cuantos trabajos de organización, riqueza, gusto delicadísimo y severidad encierra el magnifico paso de la cofradía. Ella es, la que con sumo acierto y tacto, dirige la importantísima labor que se viene realizando; la que con su generoso desprendimiento a la Cofradía que venera, la que, en fin, con admiración, delicadeza y exquisito primor distribuye amorosamente, alrededor de la efigie de la Virgen las riquezas que el paso contiene.

Rendimos a la distinguida dama, el homenaje de nuestra admiración, uniendo las nuestras a las numerosísima frases, muy merecidas, de elogios y alabanzas que se le tributa.
Esta Cofradía, saldrá el Viernes Santo a las diez y media de la noche, recorriendo el siguiente itinerario: Méndez Núñez, Tetuán, Canovas, Plaza de Saltes, Burgo y Mazo, Plaza de la Constitución (lateral derecha y centro), Vázquez López, Joaquín Costa, Concepción y Méndez Núñez.”
De la salida procesional de este año publicaba el mismo periódico la siguiente crónica:
“Minutos antes de las once, salió, con toda brillantez de la iglesia de la Concepción, la admirada cofradía de Vera Cruz y Nuestra Sra. de los Dolores, que con extremo orden y silencio religioso, hizo su recorrido, gustando extraordinariamente al numerosísimo público que se hallaba estacionado por todas las calles del itinerario. Este, según nuestras noticias, sufrió a última hora pequeña modificación: la Hermandad tenia anunciado repetidas veces que su procesión recorrería al salir de la calle Burgos y Mazo, el lateral derecho y el centro de la Plaza de las Monjas, y, por ello numeroso gentío aguardaba su paso por este sitio, viéndose chasqueado tras larga espera por haberse resuelto a última hora que continuaría la procesión hacia la calle Vázquez López.
Esto no debió de ser. De aquí nuestra insistencia en que las Hermandades por respeto sagrado a la tradición y a la seriedad, deben decidir ya resueltamente y de una vez, la fijación invariable de sus itinerarios.
Abría marcha la cruz de guía, precediéndola una larga y magníficamente ordenada fila de nazarenos con cirios, el maravilloso guión, cruz alzada y parroquia de la Concepción. Presidían don Juan Cádiz, hermano mayor de la cofradía, don José Ochoa de Mora, don Francisco Jiménez de Mora, don Manuel de la Corte y el presbítero don Antonio Pérez Reyna.
El suntuoso paso de la Virgen, de belleza singular, iba soberbiamente exornado y con un raudal esplendido de luz eléctrica que llamaba justamente la atención, así como también las numerosas y valiosísimas alhajas que ostentaba la Virgen en sus manos, pecho y cabeza.
El público admiraba y tenia merecidas frases de alabanzas para el valioso manto y para el rico palio de exquisito gusto y gran merito, que este año ha estrenado esta venerada Cofradía. Revestido iba, tras el paso, el sacerdote don Cipriano Santos. Y la presidencia oficial la formaba el alcalde señor Mora Claros y los concejales señores Domínguez Morano, Díaz y F. de Llanos, Narváez y Cordero.
Daban escolta al paso fuerzas de la guardia civil, de Seguridad y de la municipal. La cofradía se reintegró al templo después de la una de la madrugada, cerrándose brillantemente el majestuoso desfile con que todas las hermandades han hecho este año estación en nuestra capital.”.